El pasado 24 de febrero, Mœnia ofreció en el Auditorio Nacional un concierto espectacular caracterizado por un despliegue de tecnología sonora y visual de primer nivel. Un show que mantuvo a su público electrificado de inicio a fin.

La encargada de abrir el concierto para la banda electro pop, fue la cantante mexicana Kaila Lana, con una interesante propuesta pop electro. A las 8:45 fue que se apagaron las luces del Auditorio y Mœnia salió a tocar.

Al encenderse las pantallas con los primeros visuales y al sonar las primeras notas de Jorge Soto y Alex Midi en el escenario; con vestuario obscuro y portando en la cabeza un ornamento digital cúbico que proyectaba sus propios visuales, la gente cimbró el auditorio. Instantes después, se les unió Alfonso Pichardo con los primeros versos de Summer Drive.

Pixel Tour es un gran nombre de gira para este espectáculo lleno de color, geometría, luces de neón y un feeling retrofuturista que invoca a la nostalgia sin que eso signifique que la energía deje de estar a tope, incluso en un emotivo break acústico que presentaron como segundo acto, que incluyó su clásico No importa que el sol se muera.

Con canciones como Déjame entrar y Terminales de su primer disco, lograron encender desde el inicio a la audiencia y marcaron el tono que persistiría durante todo el show.

De sus álbumes de Stereo hits, se dejaron escuchar La célula que explota, original de Caifanes, Llámame, si me necesitas tema de Miguel Mateos y uno de los mejores momentos de la noche: El Diablo, acompañados en el escenario  por Leonardo de Lozanne.

Para el tercer acto ya entrados en un ambiente dark electro tocaron joyas como Miro al sol y Dejaré de sangrar. Seguido de su tema estandarte Manto estelar, cantada mientras su público iluminaba El Auditorio con luz propia. Todo el recinto vibró. No se quedó atrás su interpretación de En qué momento, de las más coreadas y electrizantes de la noche.

La parte final del concierto fue un non-stop de éxitos y la gente no dejó de bailar. No faltó la gran No dices más y el cierre lo dieron con Ni tú ni nadie; gran éxito, original de Alaska y Dinarama, que les dio Stereo Hits 1.

Después del cierre regresaron con un encore en el que aparecieron del otro lado del Auditorio Nacional en un balcón, sobre un pequeño escenario rodeado de barras de led con luz fría para interpretar Ya no es así. Finalmente regresaron al escenario para terminar el show con Morir tres veces y, otro de los momentos estelares del concierto: No puedo estar sin ti.

Un espectáculo como pocos en donde se nota la experiencia, la maestría y el amor a la música electrónica. La producción visual y la tecnología, inmejorables. Un montaje vanguardista en el que Mœnia, acompañados de su banda, prendieron al Auditorio Nacional con synthpop, luz y memorias.

Reseña: Heku Zavala

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