En 2005, cuando el indie rock británico vivía un auge global con bandas como Franz Ferdinand, Arctic Monkeys y Editors, Bloc Party irrumpió con Silent Alarm y cambió el juego. Su álbum debut fue una explosión de guitarras nerviosas, ritmos vertiginosos y letras cargadas de ansiedad urbana, romanticismo contenido y urgencia generacional. Un disco que no solo marcó a una generación, sino que también definió el sonido de mediados de los 2000.

Producido por Paul Epworth (quien más tarde trabajaría con Adele y Florence + the Machine), Silent Alarm combinaba post-punk con sensibilidad pop, energía punk y una sofisticación melódica poco común. Temas como “Banquet”, “Helicopter”, “This Modern Love” o “Like Eating Glass” siguen sonando tan vitales como hace casi dos décadas.

Lo que hizo especial a Silent Alarm fue la manera en que Kele Okereke, vocalista y guitarrista, canalizaba emociones complejas (la alienación en la gran ciudad, las relaciones caóticas, el miedo al futuro) en canciones que se sentían como un grito colectivo de toda una generación joven.

El disco fue un éxito inmediato y figura en múltiples listas de “mejores álbumes de la década”, consolidando a Bloc Party como una banda esencial del indie británico.

Hoy, en plena era del revival dosmilero, Silent Alarm sigue vigente no solo por su sonido, sino por lo que representa: una fotografía sonora de una juventud agitada, creativa, llena de preguntas y de ritmo. Escucharlo antes del show en México es casi obligatorio.

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