El duo mexicano-costarricense Isra y Vale presentan un sonido muy único, acogedor, suave, relajante y que se sentirá tan pleno como beber un aguadulce por la mañana con una piña de pan caliente y natilla fresca. Y para los mexicanos que quizás no entiendan del todo la referencia anterior, es el equivalente a ese atolito caliente y una torta de tamal que te apapacha el estómago antes de ir a trabajar a las 6 de la mañana.
Si bien, enfocando su sonido como algo muy íntimo que deja ver esas raíces de forma clara, haciendo honores al sonido más suave de la música latinoamericana, cargado de ese folklore que nos hace sentir en casa, “Aguadulce II” es un álbum con una fusión interesante que va desde dream pop y balada latinoamericana, hasta indie pop y un suave rock alternativo que nos hace viajar en el tiempo a los 90s, en dónde una melancólica generación nace para reconocer las emociones y permitirse sentirlas.
Durante su carrera han sido nómadas que han llevado su proyecto a muchas ciudades, por ejemplo, para abrirse paso en méxico, cambiaron constantemente, y este viaje de un lugar a otro les ha permitido conectar no sólo con más fanáticos, sino también conocer a muchos otros músicos y productores con quienes han podido colaborar a lo largo del camino, tal es el caso de Noel Schajris, para quien pudieron escribir algunas canciones; y a su vez, pudieron integrarse a Vástago Producciones, un sello fundado por Jesús Adrián Romero, cantante mexicano con quien pudieron compartir el escenario del Auditorio Nacional.
Este álbum es una colección de 5 temas que hacen referencia a sus orígenes y a ese amor por su raíz en dónde encontramos títulos como “Tiempo”, “Carrera”, “Arabia”, “Mi Flor” y “Miel (Remix)”, que construyen un sonido que se siente melancólico, y libre pero a la vez profundo que a diferencia de su álbum anterior, “Aguadulce I”, en dónde canciones como “Abba”, “Marinero”, “Paraíso”, “Miel” y “Enzo” nos otorgan un sonido mucho más sutil, aunque profundo no llega tan al fondo, y a pesar de ser melancólico, el sonido es mucho más alegre y entusiasta, un sonido que no exterioriza anhelo, añoranza y ese sentimiento de dejar ir cuando algo te falta y no hay vuelta atrás.
La franqueza dentro de este álbum hace evidente la complicidad y la viva unión y conexión que existe entre Isra y Vale, haciendo que el sonido se sienta natural y tan estrechamente conectado, que permite que los usuarios puedan sentirse vinculados e identificados con esa añoranza y abrazando un sonido que se convertirá en elementos valiosos para playlists de tardes de lluvia, relajación, o simplemente para disfrutar en armonía el café de la mañana o de una buena taza de Aguadulce.
Esta nueva serie de baladas, que aunque no rompe con el esquema musical habitual del duo, nos permite dar un vistazo a un espacio mucho más íntimo y que con mucha franqueza puede incluso conectarnos con sus orígenes mucho más que los sencillos anteriores. Y aunque actualmente la banda reside en california, Aguadulce II marca una clara pauta de ese sentimiento de dejar atrás a tu propia tierra, con un material que aun que irradia una energía atemporal como balada, y que a su vez de forma muy mística conecta los sonidos de su infancia con su nueva vida y este crecimiento y evolución continuas que la música va dándonos por si sola, siempre haciendo que el cambio se geste desde el entorno en el que nos desenvolvemos.
Aquí te dejamos el refrescante, profundo y cálido álbum de “Aguadulce II” para que puedas explorar el sonido de Isra y Vale, y a su vez, puedas comenzar a florecer con su melancolía:
Te invitamos a conectarte con Isra y Vale para seguir conociendo más de su propuesta, su sonido y su historia, adentrándote a un estilo de música muy profundo y emotivo que te invitará a hacerlo parte de tu historia.
Reseña: Barbie Mntr