El pasado 03 de octubre el legendario Eric Clapton nos dió un show inolvidable en el Estadio GNP en la Ciudad de México, en dónde muchas generaciones se dieron cita para disfrutar de la maestría de este grande, quién regreso a tierras aztecas tras 23 años de ausencia. Con todo el poder de su música y una destreza absoluta en la guitarra, Eric Clapton nos llenó el corazón con un show que recordaremos toda la vida y que refrendó ante más de 50 mil personas, el título de leyenda.

El encargado de abrir este show, fue el talentoso músico estadounidense Gary Clark Jr, quién no sólo tiene una potente y fabulosa voz, sino que también, es un poderoso músico que hizo vibrar al estadio entero con su guitarra. Para muchos Gary era un desconocido hasta esa noche, y pudieron descubrir su proyecto; para algunos pocos (me incluyo) fue emocionante poder verlo en vivo por primera vez después de varios años disfrutando de la música de este 4 veces ganador de Grammy.

A pesar de que el sonido durante la presentación de Gary fue algo bajo y no le hizo justicia al gran poder de su voz y guitarra, se disfruto muchísimo el poder verlo en vivo.
Dentro de las canciones de Clark Jr disfrutamos de un show breve pero poderoso con grandes hits como “Maktub”, “Don’t Owe You a Thang”, “When My Train Pulls In”, “This Is Who We Are”, “What About the Children”, “Habits” y la que podría ser sin duda la canción más icónica de Gary, “Bright Lights”.

Con la energía a flor de piel y un público ansioso por recibir a Eric Clapton, no cabe duda que los británicos saben lo valiosa que es la puntualidad, por lo que Clapton y su banda salieron al escenario a las 8:58 de la noche exactamente, y a las 9:00 en punto, el concierto dio inicio, a lo que se convertiría en una noche completamente memorable junto a una de las grandes leyendas de la música.

Los músicos que acompañan a Clapton, son sin duda tan virtuosos como él, y pudimos disfrutar del majestuoso dominio de cada instrumento de forma única, la banda conformada por Doyle Bramhall II (guitarra, voz), Chris Stainton (piano, teclados), Tim Carmon (órgano hammond, teclados), Nathan East (bajo), Sonny Emory (batería), Katie Kissoon (coros y segunda voz) y Sharon White (coros y segunda voz), acompañaron a Eric Clapton quién nos demuestra que su talento, pero sobre todo la pasión y la entrega a la música siguen intactos o quizás más fuertes que nunca, dándonos una interpretación mágica en cada canción.

Con un setlist ligeramente breve pero bastante poderoso en el que Clapton integró hits de su etapa solista, algunos más de Cream, Yardbirds, Blind Faith, The Bluesbreakers y otras grandes bandas; en la primera parte disfrutamos canciones como “Sunshine Of Your Love”, “Key To The Highway”, la icónica y deliciosa “Hoochie Coochie Man”, “Badge”, “Nobody Knows You When You’re Down And Out”, “Running On Faith”, la tan icónica y emotiva “Change The World” y “Golden Ring”.

La segunda parte de la noche llegó acompañada de más éxitos maravillosos de Clapton en dónde los solos instrumentales fueron un total deleite e hicieron gritar y aplaudir hasta a la persona más sensata. Con un el estadio convertido en un rugido entre canto y gritos, llegó la emblemática canción “Tears In Heaven” que más de una vez nos ha hecho suspirar y sacar una que otra lagrimita, y esa noche no fue la excepción, puesto que nos llenó el alma entera.

Tras ese motivo tan especial y cargado de sentimientos y nostalgia, llegaron más hits maravillosos como “Got To Get Better”, una de mis favoritas “Old Love”, la siempre enérgica y adictiva “Crossroads”, “Little Queen Of Spades”, y por supuesto, no podía faltar una de las grandes canciones con un riff legendario e icónico que puso a cantar a todo el estadio como un eco uniforme “Cocaine”. Para cerrar una noche espectacular que no queríamos que terminara nunca, llegó “Before You Accuse Me”, esta emblemática canción hizo a muchos cantar y nos dejó el corazón lleno .

Aunque para muchos hubo un poco de tristeza, y al final del show el público intentó pedir a gritos la famosa canción “Layla”, ese deseo no se cumplió, pero a pesar de todo, la noche fue insuperablemente mágica. Con un show que llevaremos profundamente en el alma, pues el haber disfrutado de una noche tan especial viendo a una de las más grandes leyendas de la música de todos los tiempos, esta noche no sólo será única e inolvidable, sino que también es histórica puesto que esperamos muchos años para ver de nuevo a Eric Clapton, y probablemente, no volvamos a verle muy pronto.

Reseña: Barbie Monter | Fotos: OCESA

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