Tras una larga espera para tenerlos en la CDMX, la banda estadounidense The Maine se dio cita en el escenario del Lunario del Auditorio Nacional con un show épico en el que no sólo celebramos 16 años de su trayectoria, sino que el recinto entero se convirtió en un rugido uniforme de voces coreando al ritmo de la música y con mucha energía cada canción de la banda, dándonos un momento único y maravilloso que nos erizó la piel.

El pasado 23 de marzo, el escenario del Lunario se llenó de magia con una electrizante conexión entre la banda y el público, que enamoraría a cualquiera que entrara al show aún sin conocer a la banda, con una armonía tan hipnótica que te haría sentirte parte de la comunidad 8123; llenándonos de esperanza, The Maine le hizo justicia a  tantos años de espera, y llenó nuestros corazones con la promesa de volver pronto y nos dió una noche inolvidable.

La banda encargada de abrir el escenario para The Maine, fue una de las consentidas de la casa, la agrupación de punk-rock mexicana “Say Ocean”, en dónde sus integrantes principales Dan y Piña se entregaron de lleno al público, dándonos un show cargado de energía y un sonido excepcional al puro estilo de los Say Ocean. La increíble magia de ver a una banda maravillosa y llena de talento abrirle a otra banda igual de increíble, que es a su vez de las favoritas de los integrantes de Say, fue épico, y por supuesto nos emocionó al máximo. Los enérgicos shows de Say siempre nos dejan con un gran sabor de boca y son garantía para pasarla bien; saben encender al público, y en esta ocasión nos llenaron de la fuerza y vitalidad suficientes para disfrutar de The Maine y hacer de una gran noche, algo aún mejor.

Puntualmente, The Maine salió al escenario para dejarlo absolutamente todo, y entregarse de lleno a su público de la primera canción hasta la última, iniciando la noche con un sencillo espectacular de su más reciente álbum The Maine (Deluxe), “dose o. 2” nos sacudió, y como un relámpago cargado de energía electrizó nuestro ser para dar paso a éxitos como “I Must Be Dreaming”, “Diet Soda Society”, “I Think About You All the Time”, y una versión un poco más corta de “Right Girl”, que aunque estuvo más breve no decepcionó y del mismo modo, cada canción provocó un rugido uniforme, en dónde el público cantó con todas su fuerzas cada una al unísono como si se tratara de himnos.

En un entorno lleno de energía, tuvimos un viaje por estos 16 años de música, energía, alegría, ritmo y amor, en dónde escuchamos canciones nuevas y canciones de años atrás haciendo un recorrido por su discografía, que para quienes hemos seguido la trayectoria de la banda, se sintieron como un abrazo al corazón, disfrutando de “(Un)Lost”, “Loved You a Little”, “how to exit a room”, icónicas como “Like We Did (Windows Down)”, “Love & Drugs” y una versión ligeramente extendida de “Numb Without You” que nos hizo elevar mucho más la energía, aunque no pareciera posible, y pudimos sentir como el piso del recinto vibraba bajo nuestros pies entre gritos, bailes, saltos y la música llenando nuestros oídos.

El show fue sin duda una experiencia que se sintió completamente personal, en un ambiente en donde 1200 personas y la banda se sentían como amigos, tan cercanos que algunas de las canciones fueron solicitudes del público, y la banda no dudó ni un minuto en cumplir cada deseo, aunque no fue posible lograrlos todos, el show fue perfecto, disfrutando de la maravillosa “Waiting for My Sun to Shine”, y en una cerrada votación “Slip the Noose” derrocó a “Bad Behavior”.

Dando Paso a “thoughts I have while lying in bed”, sonaron “Don’t Come Down” y una fusión entre “Saving  Grace” y “Whoever She Is”, seguido de una versión corta de “Forever Halloween” que nos hace soñar que todos los días pueden ser Halloween (en el buen sentido), y nos llenamos de emoción porque ni esa canción, ni “Everything I Ask For”, nos prepararon para lo que viviríamos después, en donde por un momento todo se detuvo y mientras sonaba “Sticky”, John bajó del escenario y abiréndose paso entre el público, cantó junto a nosotros la canción completa, en dónde debo decir que la energía fue impresionante, una experiencia indescriptible poder cantar junto a John un sencillo tan icónico, en donde probablemente, fue una de las razones más fuertes por las que me quedé sin voz después del show.

Y aunque lamentablemente, todo lo que empieza termina, en los conciertos esa es una medida de tiempo que se siente tan pequeña cuando la estas pasando bien; la noche estaba por terminar, y llegó “Lost in Nostalgia” en dónde Kennedy dio vida con su voz a esta canción y fue perfecto, seguido de “Black Butterflies & Déjà Vu” que es personalmente una de mis favoritas; seguida de “Misery”, y otro par de las canciones que más me llenan el corazón, “blame” y “Taxi”, que aunque esta última no estaba contemplada por la banda, los fans votaron por ella y nuevamente, la banda entre sonrisas y una energía maravillosa, nos deleitó con ese tremendo sencillo.

Cerrando la noche, “Girls Do What They Want” sonó y en el coro, invitaron a subir al escenario a un fanático para cantar el coro; poco después “Dirty,  Pretty, Beautiful” nos llenó de mucha más emoción, y como si fuera un sueño, cerraron la noche con “Another Nigh on Mars” y todo se sintió perfecto, dejando atrás una larga que nos hizo agradecer por un gran momento para estar vivos. 

Tras cerrar el show, se tomaron un tiempo para autógrafos y fotos, y verdaderamente se sintió increíble, la noche de inicio a fin tuvo una energía excepcional como pocas. Estamos felices de haber disfrutado de ese tremendo show y sin duda esperamos poder tenerlos muchas veces más, muy pronto en México, y en palabras de John, “…que sean 17 años más de esto….” o muchos, muchos más de 17 para The Maine.

Reseña: Barbie Monter

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