Hay momentos que parecen sacados de un sueño, y este es uno de ellos: Beth Gibbons, la voz que marcó a toda una generación con su intensidad melancólica, se presentará por primera vez en México gracias al Pitchfork Music Festival CDMX. La jornada del sábado 3 de mayo quedará escrita en la memoria colectiva: es la noche en que la mítica vocalista de Portishead compartirá su arte con el público mexicano.

No es exageración decir que Beth Gibbons definió una era. Con su voz frágil, dolorosa y al mismo tiempo profundamente poderosa, le dio vida a Portishead, banda clave del trip-hop surgido en Bristol durante los 90. Su interpretación en temas como “Roads”, “Glory Box” y “Sour Times” no solo moldeó el sonido del grupo: lo dotó de alma. En un universo de beats rotos, cuerdas cinematográficas y atmósferas sombrías, la voz de Beth fue el faro emocional. Un susurro desgarrador que resonó en todo el mundo.

Después de una carrera marcada por el misterio, la introspección y la fidelidad a su sensibilidad artística, Beth regresa con ‘Lives Outgrown’, su primer álbum como solista. Un trabajo profundamente personal que reflexiona sobre el paso del tiempo, el duelo y la transformación. No es pop de fácil digestión: es música para sentir con el cuerpo entero.

Y es aquí donde entra Pitchfork.

No solo se trata de uno de los medios más influyentes en la crítica musical contemporánea, sino de un festival que ha sabido curar su cartel con una visión clara: traer propuestas que importan, que conmueven, que marcan época. Que sea este festival el que haga posible la primera presentación de Beth Gibbons en México no es casualidad; es una declaración de principios. Es una promesa cumplida para quienes crecieron con su voz como consuelo, y una oportunidad irrepetible para nuevas generaciones.

Este 3 de mayo, en el Estadio Fray Nano, no veremos a una estrella pop ni a una diva… veremos a una artista que ha construido su camino lejos del ruido, con honestidad y devoción por la música. Será una noche para escuchar en silencio, para cerrar los ojos, para agradecer.

Porque Beth Gibbons no viene a entretener: viene a tocarnos el alma.
Y gracias a Pitchfork CDMX, el milagro será real.

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